Cuando alguien me pregunta quién es mi director favorito, suelo responder el nombre de aquel cineasta cuyas películas he empezado a ver últimamente (algo parecido me sucede con los libros, pareciera que el autor nuevo eclipsara a los anteriores). En esta ocasión, creo que si alguien me preguntara quién es mi director favorito probablemente diría que es David Fincher, y espero sinceramente que su nombre nunca abandone mi Top 5.
Lo que me ocurre con Fincher, y asumo que es así para muchos, es una mezcla entre mi admiración profunda por su marca personal (algo que considero fundamental a la hora de dedicarse al arte) que comprende desde su precisión técnica hasta la estética con la que recubre cada fotograma, y los temas con los que usualmente lidia, que suelen involucrar distintos tipos de thriller. Cuando un director decide tomar ese camino hay ciertos elementos que deben estar presentes y deben ser manejados con maestría, como son la construcción del suspenso y la dirección de los giros argumentales que alterarán las expectativas del espectador. Fincher suele dar en el clavo en ambos aspectos, y Gone Girl no es la excepción.
Primero quiero sentar ciertos
puntos: Gone Girl no es para mí la
mejor película de Fincher, ese puesto sigue ocupándolo Seven y creo que no dejará de hacerlo; tampoco es ni será su
película más icónica, que claramente corresponde a Fight Club por toda la cultura popular que la rodea. Dicho esto, Gone Girl sigue siendo excepcional
dentro del género y es, desde mi punto de vista, una de las mejores películas
del año. Quizás no esté al nivel de lo que los premios Oscar debieran ser, pero
eso no le resta mérito alguno.
Sin adentrarme en spoilers, me
limitaré a decir que la historia gira en torno a Nick Dunne (Ben Affleck), la súbita
desaparición de su esposa Amy (Rosamund Pike) y los efectos que esto le trae a él, a su familia y a toda la comunidad que lo rodea. La trama se desenvuelve
lentamente desde dos perspectivas distintas: la de Nick, que debe enfrentarse a
quienes comienzan a sospechar de su posible culpabilidad en el asunto, y la de
Amy, quien nos narra mediante un diario de vida cómo fueron los primeros días
con su esposo, y cómo esa relación fue cambiando con el tiempo. La narración
dividida es un elemento que aporta el mayor grado de suspenso, pues con cada página que
se nos lee podemos percibir la manera en que se ha ido desgastando la relación
entre estas dos personas, incitando a nuestros subconscientes a hacer muchas
presunciones sobre lo que podría haber ocurrido con Amy.
La construcción del suspenso es
perfecta, y se evidencia en los aspectos tanto argumentales como técnicos (la
cinematografía, la edición y la música suelen contribuir a mantenernos al borde
del asiento durante las películas de Fincher). El manejo de nuestras
expectativas es también uno de los factores que enriquecen a la película y
hacen que, al acabar, nos pongamos a pensar en ese momento en que nos dimos cuenta
de que lo que creímos en un principio ya no era tan cierto.
Sobre las actuaciones, debo decir
que Ben Affleck hizo un buen trabajo; si bien en algún momento llegué a
considerarlo un actor del montón, creo que con su pega aquí podría reivindicarse
ante ciertas masas que no le tienen mucha fe. La gran actuación aquí es de
Rosamund Pike, que podrá no parecer excepcionalmente buena en principio (además
de que no esté presente durante parte importante de la historia), pero mirando
más a fondo, su personaje es el que le da sentido y peso a la historia, y una
interpretación menos eficiente hubiera hecho que quizás la película no
funcionará de la manera que lo hizo. Me gustaron también los actores
secundarios, como Neil Patrick Harris, Tyler Perry, Carrie Coon,etc., que
hicieron muy bien su parte y que sirvieron tanto como un “alivio cómico” y como
elementos que añadieron intriga a la trama.
En conclusión, si bien no creo
que llegue a ser lo mejor de David Fincher, considero que Gone Girl es una película que aporta tanto al género del thriller como al cine norteamericano
en general, y creo que vale la pena verla tanto para quienes optan por pasar un
buen rato como para quienes disfrutan del buen cine, una característica con la
que no muchas películas cuentan.
6,5 de 7.
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