domingo, 9 de noviembre de 2014

¿Qué nos hemos hecho el uno al otro?: comentario sobre “PERDIDA” (Gone Girl)




Cuando alguien me pregunta quién es mi director favorito, suelo responder el nombre de aquel cineasta cuyas películas he empezado a ver últimamente (algo parecido me sucede con los libros, pareciera que el autor nuevo eclipsara a los anteriores). En esta ocasión, creo que si alguien me preguntara quién es mi director favorito probablemente diría que es David Fincher, y espero sinceramente que su nombre nunca abandone mi Top 5.

Lo que me ocurre con Fincher, y asumo que es así para muchos, es una mezcla entre mi admiración profunda por su marca personal (algo que considero fundamental a la hora de dedicarse al arte) que comprende desde su precisión técnica hasta la estética con la que recubre cada fotograma, y los temas con los que usualmente lidia, que suelen involucrar distintos tipos de thriller. Cuando un director decide tomar ese camino hay ciertos elementos que deben estar presentes y deben ser manejados con maestría, como son la construcción del suspenso y la dirección de los giros argumentales que alterarán las expectativas del espectador. Fincher suele dar en el clavo en ambos aspectos, y Gone Girl no es la excepción.

Primero quiero sentar ciertos puntos: Gone Girl no es para mí la mejor película de Fincher, ese puesto sigue ocupándolo Seven y creo que no dejará de hacerlo; tampoco es ni será su película más icónica, que claramente corresponde a Fight Club por toda la cultura popular que la rodea. Dicho esto, Gone Girl sigue siendo excepcional dentro del género y es, desde mi punto de vista, una de las mejores películas del año. Quizás no esté al nivel de lo que los premios Oscar debieran ser, pero eso no le resta mérito alguno.

Sin adentrarme en spoilers, me limitaré a decir que la historia gira en torno a Nick Dunne (Ben Affleck), la súbita desaparición de su esposa Amy (Rosamund Pike) y los efectos que esto le trae a él, a su familia y a toda la comunidad que lo rodea. La trama se desenvuelve lentamente desde dos perspectivas distintas: la de Nick, que debe enfrentarse a quienes comienzan a sospechar de su posible culpabilidad en el asunto, y la de Amy, quien nos narra mediante un diario de vida cómo fueron los primeros días con su esposo, y cómo esa relación fue cambiando con el tiempo. La narración dividida es un elemento que aporta el mayor grado de suspenso, pues con cada página que se nos lee podemos percibir la manera en que se ha ido desgastando la relación entre estas dos personas, incitando a nuestros subconscientes a hacer muchas presunciones sobre lo que podría haber ocurrido con Amy.
La construcción del suspenso es perfecta, y se evidencia en los aspectos tanto argumentales como técnicos (la cinematografía, la edición y la música suelen contribuir a mantenernos al borde del asiento durante las películas de Fincher). El manejo de nuestras expectativas es también uno de los factores que enriquecen a la película y hacen que, al acabar, nos pongamos a pensar en ese momento en que nos dimos cuenta de que lo que creímos en un principio ya no era tan cierto.
Sobre las actuaciones, debo decir que Ben Affleck hizo un buen trabajo; si bien en algún momento llegué a considerarlo un actor del montón, creo que con su pega aquí podría reivindicarse ante ciertas masas que no le tienen mucha fe. La gran actuación aquí es de Rosamund Pike, que podrá no parecer excepcionalmente buena en principio (además de que no esté presente durante parte importante de la historia), pero mirando más a fondo, su personaje es el que le da sentido y peso a la historia, y una interpretación menos eficiente hubiera hecho que quizás la película no funcionará de la manera que lo hizo. Me gustaron también los actores secundarios, como Neil Patrick Harris, Tyler Perry, Carrie Coon,etc., que hicieron muy bien su parte y que sirvieron tanto como un “alivio cómico” y como elementos que añadieron intriga a la trama.
En conclusión, si bien no creo que llegue a ser lo mejor de David Fincher, considero que Gone Girl es una película que aporta tanto al género del thriller como al cine norteamericano en general, y creo que vale la pena verla tanto para quienes optan por pasar un buen rato como para quienes disfrutan del buen cine, una característica con la que no muchas películas cuentan.

6,5 de 7.

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