Hay ciertas cosas que damos por hechas cuando nos
predisponemos a ver una película de Christopher Nolan: 1) la dirección será
precisa, 2) la trama será atrapante, 3) los temas abordados nos acompañarán
mucho tiempo después de salir del cine. Interestelar no llega a las alturas sentadas por los trabajos previos del director, pero al menos podemos decir con satisfacción que se mueve dentro de los estándares esperables de Nolan y nos deja con una sonrisa amplia al salir del cine.
Matthew MacConaughey como Cooper
y Anne Hathaway como Amelia Brand
La historia se centra
principalmente en el personaje de Matthew Macconaughey, Cooper, un granjero que
vive con su familia en un mundo al borde del colapso. La comida se acaba, las
tormentas de arena empeoran y los pronósticos afirman que no muchas
generaciones podrán sobrevivir en el futuro; Aunque claro, eso no lo sabe el bajo pueblo, pues toda esa información nos la entregan los miembros
de una ya olvidada NASA, quienes buscan desesperadamente un nuevo lugar en el
universo donde la raza humana pueda sobrevivir. El encargo de Cooper es liderar
la nueva misión espacial que rastrará los mensajes de un grupo de naves exploradoras que
hace casi diez años atravesaron un túnel del gusano en busca de nuevos planetas
aptos para el desarrollo humano, y enviar esa información a la Tierra para
lograr salvar a la humanidad.
Es poco decir que esta película
fue espectacular. Es difícil mencionar un solo aspecto por el cual
no haya sido deslumbrado: la dirección,
la cinematografía, el guión, las actuaciones, los efectos visuales, la música,
todo se agrupaba en un producto final que, si bien podrá no ser la obra maestra
de Nolan (uno de los pocos directores que, según la mayoría de los críticos, no
cuenta con obras mediocres dentro de su repertorio) es una cinta que definitivamente dará para hablar durante el año, consolidándose como una de las
mejores dentro de su género.
Jessica Chastain
Respecto de la verosimilitud de
lo que se nos muestra en pantalla, cabe recalcar que a ratos la película pisa
la difusa línea que tiende a dividir la ciencia ficción de la fantasía. A ratos
incluso da la sensación de que el equipo detrás del guion intentó vender con un
discurso científico lo que no era más que ideas un tanto irrisorias (similar a lo que ocurría en El Origen). Por ejemplo, existen momentos en que los personajes se
esmeran en elaborar teorías científicas a partir de conceptos completamente
coloquiales, o bien hacen aparecer distintas hipótesis que la audiencia no
logra comprender en su totalidad, quizás para maquillar la necesidad de
otorgar una explicación lógica a las motivaciones de sus personajes. Sin embargo,
aquél es un detalle que se deja pasar con facilidad, en especial durante la
segunda mitad de la película, que es cuando nuestra atención ya ha está
pendiente de lo que ocurra en la pantalla. La narración podrá haber sido un
poco lenta en un principio, y una escena en particular desvió mi atención del
conflicto principal que se vivía en la Tierra (una escena que involucraba mucha
exposición al estilo más clásico de los gringos); pero rápidamente todo sigue
el curso de nuestras expectativas y el film despega junto con la tripulación.
Dicho esto, cabe destacar que la primera parte de la película cumple un rol
fundamental, que es sentar el fundamento del viaje de nuestros protagonistas y
además, establecer el vínculo central que nos permite sentir empatía hacia
ellos (esencialmente la relación entre Cooper y su hija Murphy).
Mackenzie Foy como Murphy y
Matthew MacConaughey como Cooper
Los aspectos técnicos, como ya
mencioné, no podrían haber sido mejores. Las imágenes, si bien precisas y con una
estética despampanante, no pierden el realismo de películas clásicas de odiseas
espaciales; mucho del interior de la nave me recordó a escenas de la trilogía
original de Star Wars, incluyendo a un personaje de inteligencia artificial que
parecía rendir un interesante homenaje a R2D2; de esta forma se mantuvo la
integridad de los distintos momentos sin llegar a extremos en los que las imágenes digitales se acercan más a un videojuego que a un film (véase El Hobbit). Sin
embargo, siguiendo con el área técnica, quien merece el mayor aplauso es Hans
Zimmer, compositor de grandes soundtracks de la historia del cine y que aquí es
la pieza fundamental que transforma momentos de quietud en intrigantes y tensas
situaciones. Definitivamente Zimmer volverá a encontrar su nombre dentro de la lista de nominaciones al Oscar.
Las actuaciones, como casi siempre en las películas de Nolan, sobresalen. Macconaughey, Anne Hathaway y Jessica Chastein son el trío estelar, pero quien llama más la atención es la niña que interpreta a la hija de Macconaughey, que es capaz de elevar su interpretación a un punto en el que pareciera que queda en un mismo plano con el carismático actor.
Michael Caine como Alfre... digo, el Profesor John Brand
Finalmente, y quizás lo más
importante de todo, son los temas tratados durante la película. Ideas tales
como el concepto de ciencia y religión en una misma dimensión, la noción de
amor, la dicotomía entre la supervivencia de la especie versus la de las
personas que aún viven. Habiendo recién visto la película, es poco lo que me
puedo adentrar en que tanto se desarrollaron estas ideas, pero en mi anhelo de
volver a verla espero poder estudiarlas en profundidad. Hay quienes podrán tildar a Nolan de aspiracional o pretencioso, y quizás tengan razón, pero en una industria repleta de productos comerciales superfluos y mal escritos, resulta satisfactorio ver a directores que al menos intenten llenar sus obras de un contenido que resista un análisis posterior.
El film es largo, sí, pero si
bien comienza con un ritmo suave, que te permite comprender el mundo en el que
la historia se desarrolla, pronto toma un ritmo vertiginoso y nos guía a un clímax
que, si bien para algunos podrá no funcionar, calza perfecto con muchas de las
cosas que la película intenta expresar. Solo podría mencionar como detrimento del guión las constantes escenas expositivas de ciertos personajes que buscaban dar cierta lógica a sus acciones, pero son detalles que se dejan pasar ya que sus monólogos son escritos con sutileza. Al menos para mi, el producto final fue satisfactorio. No podría esperar menos.
Desde hace tiempo tengo ganas de
escribir esta reseña, no solo por gustarme esta película, sino que también
porque está basada en uno de mis libros favoritos (como podrán imaginar por el
nombre de este blog). Dicho esto, quiero dejar en claro que no considero que Los Miserables sea una película perfecta,
y de hecho quiero también desarrollar los aspectos que más me decepcionaron una
vez que la vi (que no son pocos).
Hugh Jackman como Jean Valjean
La historia básicamente trata de
Jean Valjean, un ex convicto que rompe con su libertad condicional al darse
cuenta de que la sociedad jamás olvidaría el pecado que lo llevó a prisión.
Entonces, luego de un momento de epifanía con un hombre religioso, Valjean
renueva su identidad y se instala con una fábrica en Montreuil, donde pronto se
encontrará con que una de sus empleadas, Fantine, ha caído en desgracia. Valjean
acepta hacerse cargo de su pequeña hija, Cosette, no sin antes ser descubierto
por el inspector Javert, manifestación del estricto sentido de justicia que
reinaba antes de la revolución. El juego del gato y el ratón seguirá a estos
dos personajes durante años, hasta que finalmente todos se verán inmersos en el
alzamiento de barricadas de 1832, donde Cosette caerá enamorada de un joven
revolucionario llamado Marius.
Jackman como Jean Valjean
y Anne Hathaway como Fantine
Primeramente, este es un musical.
Es todo cantado. TODO. Mucha gente que fue al cine sin información sobre la
película se vio decepcionada –por decir lo menos- cuando los personajes
comenzaron a cantar sus líneas. Ahora, a pesar de que sus quejas se debían a su
falta de conocimiento sobre el material original, debo decir que entiendo
muchos de esos reclamos; incluso yo que vi el musical entero por youtube
encontré que había escenas donde el canto no tenía razón de ser, e incluso
algunas que no se encontraban en la obra original y a las que tuvieron que
inventarles melodía para que los personajes siguieran cantando. Dicho esto,
aclaro que no tengo problema con los musicales, de hecho me gustan, pero en
este caso particular sentí que había algunos momentos en que el canto se sentía
forzado y no cumplía lo que yo creo que es su función principal en este tipo de
producciones, que es reforzar la emoción del personaje y darle un curso más
artístico a ciertos momentos de la historia. Podrían haber hablado algunos de
esos diálogos y se hubiera sentido más natural, pero bueh… Igualmente no fue un
problema que me impidiera disfrutar de la película.
Helena Bonham Carter como Mme. Thenardier,
Isabelle Allen como Cosette (niña)
y Sacha Baron Cohen como Thenardier.
Lo que sí me causó un gran
desagrado –y de pasada una decepción muy grande- fue la falta de manejo técnico
en la dirección y edición de la película. El uso excesivo de cámara agitada,
las tomas extremadamente apegadas a la cara de los actores, los cortes de
escenas, fueron aspectos que me sacaron de la historia a ratos. Fue frustrante
ver que un director recientemente galardonado con un Oscar como es Tom Hooper
no supo elevar lo suficiente el maravilloso material que se le entregó; el
hombre tuvo la posibilidad de realizar hermosas tomas de los personajes en su
entorno, con todas las bellezas y fealdades propias de la Francia decimonónica,
pero en lugar de eso optó por desaprovecharlo.
Eddie Redmayne como Marius
y Aaron Tveit como Enjolras
Quizás suene raro que dicho lo
anterior, aún sostenga que disfruté de la película, pero eso es por los aspectos que mencionaré a continuación. Siguiendo con el área técnica, el
diseño de producción, vestuario y maquillaje no pudieron haber sido mejores, y
a esto me refiero con que es una lástima que Hooper no les hubiera sacado
provecho, porque sus excesivos close-ups de
los personajes impedían admirar el trabajo de estas disciplinas en todo su
esplendor. La música, como era de esperarse, fue muy bien adaptada del musical
original a la gran pantalla.
Russell Crowe como el inspector Javert
Sobre la historia misma, me llevé
una grata sorpresa al darme cuenta de que el material de base no fue sólo el
musical, sino que también el libro, respecto del cual había ciertas diferencias
que fueron subsanadas en la película con mucha sutileza. Le doy puntos a Hooper
por haber decidido volver sobre las páginas escritas por Víctor Hugo y haberlas
traspasado con coherencia a la pantalla.
Ahora hablaré sobre uno de los
aspectos que me ha dejado una sensación un poco ambigua: el casting. En un
principio, cuando veíamos los trailers, muchos comentábamos lo genial que sería
ver una película con todos estos actores involucrados. El resultado no fue tan espectacular como me lo imaginaba,
pero aun así la balanza se inclina hacia lo positivo.
Amanda Seyfried como
Cosette (joven)
Comenzaré con aquellos actores
que no me convencieron, para terminar esta reseña con un toque positivo.
Russell Crowe tiene todo mi respeto por su filmografía de finales de los
noventa y principios de los 2000, pero aquí sinceramente hubiera preferido otro
actor que pudiera equilibrar una buena actuación con un canto más ameno para
interpretar al inspector Javert; no es que la voz de Crowe me sacara de la
historia, es que simplemente no es un actor con la capacidad vocal suficiente
para hacerle justicia a algunas de sus canciones, y lo peor de todo es que su
actuación, si bien fue correcta, no fue espectacular como la de Hugh Jackman
(que puede no tener la voz de un ángel, pero todo eso se olvida cuando lo ves
personificar a Jean Valjean). Si Crowe hubiese puesto un poco más de empeño en
darle a Javert el vigor que merece, quizás no me hubiera importado tanto que las
canciones no fueran perfectas. Sacha Baron Cohen, quien interpreta al villano
Thenardier, me pareció por lejos la peor adición a la película, pues no solo no
transmite el peligro y la maldad que su personaje representa para la historia,
sino que es directamente ridículo y no hace más que replicar sus interpretaciones
en películas como Borat o Sweeney Todd. Amanda Seyfried como Cosette
tampoco me pareció la mejor opción debido a que pese a haber dado una correcta actuación, su voz no se
corresponde con la de una soprano; en mi opinión, Emmy Rossum (la protagonista
de El fantasma de la ópera) le
hubiera hecho mucha más justicia al personaje. Dicho esto, aclaro que salvo por Baron Cohen no me sentí mayormente disgustado ni por Crowe ni por Seyfried, solo que considero que no eran las opciones ideales.
Samantha Barks como
Eponine
Dejando fuera a esos tres, el
resto del elenco fue perfecto. Helena Bonham Carter como Madame Thenardier la
vendió completamente, pese a que por su facha parecía haber sido sacada de una
película de Tim Burton. Los estudiantes revolucionarios fueron interpretados en
su mayoría por actores que habían estado involucrados en las producciones de la
obra o bien en otras producciones de teatro musical, por lo que cumplieron con
su pequeña tarea (en especial Aaron Tveit como Enjolras, el líder del grupo).
Samantha Barks interpretó a Eponine, hija de los Thenardier y enamorada de
Marius; ella es uno de los pocos miembros del elenco que ya había interpretado
el papel en las tablas, y eso se deja ver por su familiaridad con el personaje
y su soltura a la hora de personificarlo. Marius es interpretado por Eddie
Redmayne, que hoy en día está saltando a la fama por sus buenas actuaciones y
que aquí no se queda corto, en especial por su sorprendente habilidad para el
canto; Marius es uno de los personajes más importantes en la segunda mitad de
la película y Eddie Redmayne lo maneja con bastante talento. Finalmente tenemos
a los dos grandes talentos de la película, que son Anne Hathaway como Fantine y
Hugh Jackman como Jean Valjean.
Hathaway ganó un Oscar como mejor
actriz secundaria por su interpretación, en especial por la rendición de “I
dreamed a dream”, la canción con la que Fantine se lamenta por los sueños rotos
que alguna vez imaginó que se realizarían, y por la miseria que le tocó vivir
en su lugar. Fantine fue el primer personaje en tocar mi sensibilidad cuando
leí la novela, pues es en sí la personificación de la pobreza material y de la
degradación personal a la que las personas son capaces de llegar para proteger
a quienes aman, en este caso a su hija. Hathaway no pudo haberlo hecho mejor, pues
el sentimiento del personaje llega con cada línea que canta.
Hugh Jackman, por su parte, fue
la mejor opción que pudieron haber elegido en términos actorales para
interpretar a Jean Valjean. Digo en términos acotrales porque creo que hay
actores con una voz más entrenada para este tipo de canto, pero que
probablemente no hubieran podido desarrollar al personaje de la misma forma. Dejé
pasar sus rendiciones no tan buenas de canciones como “Bring Him Home” (con
tonos muy altos para su capacidad vocal) solo por la habilidad con la que llevó
a la realidad momentos tan complejos como en el “Soliloquio de Valjean”, donde
se cuestiona la injusticia que ha recibido de parte del mundo y la forma en que
él ha reaccionado ante ella. La nominación al Oscar fue completamente acertada
para Jackman.
En conclusión, a pesar de todas
sus falencias (que a veces me hacen desear que se hubiera elegido a otro equipo
detrás de la dirección que le hubiera sacado todo el jugo al material) debo
decir que al momento en que los créditos comienzan a pasar siempre termino con
una sonrisa en la cara y el lagrimal algo humedecido por la emoción. En parte esto
se debe a los actores y al trabajo de producción, que si bien se vio eclipsado
a ratos, tuvo momentos para brillar.
Cuando alguien me pregunta quién
es mi director favorito, suelo responder el nombre de aquel cineasta cuyas
películas he empezado a ver últimamente (algo parecido me sucede con los
libros, pareciera que el autor nuevo eclipsara a los anteriores). En esta
ocasión, creo que si alguien me preguntara quién es mi director favorito probablemente
diría que es David Fincher, y espero sinceramente que su nombre nunca abandone
mi Top 5.
Lo que me ocurre con Fincher, y
asumo que es así para muchos, es una mezcla entre mi admiración profunda por su
marca personal (algo que considero fundamental a la hora de dedicarse al arte)
que comprende desde su precisión técnica hasta la estética con la que recubre
cada fotograma, y los temas con los que usualmente lidia, que suelen involucrar
distintos tipos de thriller. Cuando un director decide tomar ese camino hay
ciertos elementos que deben estar presentes y deben ser manejados con maestría,
como son la construcción del suspenso y la dirección de los giros argumentales
que alterarán las expectativas del espectador. Fincher suele dar en el clavo en
ambos aspectos, y Gone Girl no es la
excepción.
Primero quiero sentar ciertos
puntos: Gone Girl no es para mí la
mejor película de Fincher, ese puesto sigue ocupándolo Seven y creo que no dejará de hacerlo; tampoco es ni será su
película más icónica, que claramente corresponde a Fight Club por toda la cultura popular que la rodea. Dicho esto, Gone Girl sigue siendo excepcional
dentro del género y es, desde mi punto de vista, una de las mejores películas
del año. Quizás no esté al nivel de lo que los premios Oscar debieran ser, pero
eso no le resta mérito alguno.
Sin adentrarme en spoilers, me
limitaré a decir que la historia gira en torno a Nick Dunne (Ben Affleck), la súbita
desaparición de su esposa Amy (Rosamund Pike) y los efectos que esto le trae a él, a su familia y a toda la comunidad que lo rodea. La trama se desenvuelve
lentamente desde dos perspectivas distintas: la de Nick, que debe enfrentarse a
quienes comienzan a sospechar de su posible culpabilidad en el asunto, y la de
Amy, quien nos narra mediante un diario de vida cómo fueron los primeros días
con su esposo, y cómo esa relación fue cambiando con el tiempo. La narración
dividida es un elemento que aporta el mayor grado de suspenso, pues con cada página que
se nos lee podemos percibir la manera en que se ha ido desgastando la relación
entre estas dos personas, incitando a nuestros subconscientes a hacer muchas
presunciones sobre lo que podría haber ocurrido con Amy.
La construcción del suspenso es
perfecta, y se evidencia en los aspectos tanto argumentales como técnicos (la
cinematografía, la edición y la música suelen contribuir a mantenernos al borde
del asiento durante las películas de Fincher). El manejo de nuestras
expectativas es también uno de los factores que enriquecen a la película y
hacen que, al acabar, nos pongamos a pensar en ese momento en que nos dimos cuenta
de que lo que creímos en un principio ya no era tan cierto.
Sobre las actuaciones, debo decir
que Ben Affleck hizo un buen trabajo; si bien en algún momento llegué a
considerarlo un actor del montón, creo que con su pega aquí podría reivindicarse
ante ciertas masas que no le tienen mucha fe. La gran actuación aquí es de
Rosamund Pike, que podrá no parecer excepcionalmente buena en principio (además
de que no esté presente durante parte importante de la historia), pero mirando
más a fondo, su personaje es el que le da sentido y peso a la historia, y una
interpretación menos eficiente hubiera hecho que quizás la película no
funcionará de la manera que lo hizo. Me gustaron también los actores
secundarios, como Neil Patrick Harris, Tyler Perry, Carrie Coon,etc., que
hicieron muy bien su parte y que sirvieron tanto como un “alivio cómico” y como
elementos que añadieron intriga a la trama.
En conclusión, si bien no creo
que llegue a ser lo mejor de David Fincher, considero que Gone Girl es una película que aporta tanto al género del thriller como al cine norteamericano
en general, y creo que vale la pena verla tanto para quienes optan por pasar un
buen rato como para quienes disfrutan del buen cine, una característica con la
que no muchas películas cuentan.