martes, 3 de febrero de 2015

Las ideologías son pacíficas. La historia es violenta: comentario sobre "CORAZONES DE HIERRO" (Fury)



Es complejo realizar una película que trate la guerra sin que en algún punto ésta se transforme en una apología a la violencia, y en las pocas ocasiones en las que me he encontrado con casos así, estos se han tratado más de thrillers políticos (como Fair Game, con Naomi Watts) que de películas bélicas propiamente tales. Debo admitir que mi conocimiento del género es limitado, pero incluso dentro de los films que de alguna manera glorifican al héroe norteamericano hay muy buenos exponentes, tales como Deer Hunter, película protagonizada por Robert DeNiro. Durante el transcurso de Corazones de Hierro hubo muchas oportunidades para desviarse de esa tendencia, pero lamentablemente la tónica final de la película me dio a entender que se trata de otra película de guerra que nuevamente ensalza al soldado heroico. Esto no es necesariamente negativo para una película, pero además considero que en su ejecución también hubo ciertos vicios que impidieron que llegara a transformarse en una cinta bélica que superara el estándar de otras cintas del género.




Logan Lerman como Norman y Brad Pitt como Don
En primer lugar, cuando menciono que la película tuvo momentos para convertirse en algo más, me refiero a las distintas instancias en las que parecía intentar explorar el carácter de los soldados al entrar a la guerra, y el efecto que ésta tenía en ellos. Cuando parte la película, Don (el personaje de Brad Pitt) no resulta en absoluto un personaje carismático; de hecho, proyecta cierta impermeabilidad que nos vuelve reacios a quererlo. Dentro del tanque que éste debe comandar, el resto de su equipo proyecta una imagen similar, aunque cada uno a su manera, con mayor o menor humor. Cada personaje tiene una característica que lo hace único, pero todos comparten un ciego afán por asesinar, incluso disfrutando con ello. El más entusiasta es Don, quien curiosamente es el que parece tener más experiencia participando en la guerra. 

Shia LaBeouf como "Biblia"
En un momento se nos introduce un nuevo personaje en la historia: Norman (interpretado por Logan Lerman). Él es tímido y nunca ha estado dentro de un tanque, sin embargo le es encargada la misión de suplir a un miembro caído dentro del equipo de Don. Mientras la historia progresa vemos como Norman no parece calzar en este universo, y empatizamos con él porque vemos en él muchas emociones que compartimos como expectadores, siendo igualmente inexpertos; aquello lo convierte en el único personaje con cierta humanidad dentro de este universo de tipos duros. 

Aquí es donde creí comprender cual sería el fin de esta película: el viaje de Norman desde un joven inocente e inofensivo a una máquina de guerra con un corazón de acero, tal como sus compañeros. De cierta manera la película sigue este camino, pero lo hace de la manera en que Hollywood ha preferido tratar este tipo de temas desde que empezó el género bélico: desde la glorificación del heroísmo clásico del soldado. Llegado un punto de la trama, nos queda claro que debemos odiar a los alemanes simplemente por ser los enemigos, y que en nuestro viaje junto con Norman tenemos que empezar a sentir la satisfacción de asesinarlos, algo similar a lo ocurrido en Bastardos sin Gloria, pero sin el humor ni la sátira. Aquí nuestros propios corazones también deben endurecerse.

Michael Peña como "Gordo"
Sin embargo se presentaron otras situaciones en las que yo esperaba que la película explorara más a fondo este aspecto, que viera la glorificación de la violencia no como algo meramente heroico, sino como algo excesivamente pervertido. Es un hecho histórico que apenas una tropa de soldados se toman una ciudad, la violencia no se desata solo contra el soldado enemigo, sino que también contra el civil, en especial la mujer. La violación no es algo nuevo en estas situaciones, pero sí algo incómodo de contar, en especial cuando es el bando propio quien comete estos actos. En la película, sin embargo, esto no se ve. Cuando se toman una ciudad, nuestra imagen del desquite sexual de los soldados se ve ligado a prostitutas y sexo consentido (y alguna pequeña insinuación de un intento de violación que jamás se consuma). En este punto me di cuenta de que la película no llegaría a esos extremos. Me sentí algo decepcionado. Al final el discurso que la película transmite sobre la violencia parece alcanzar más el carácter de una apología que el de un estudio crítico y profundo, o incluso parece no llegar a querer decir nada y limitarse a describir. Me quedé algo frío respecto a ese tema.

Jon Bernathal como "Coon-Ass"
Pero fuera de todo eso, la película si cuenta con un ritmo que sí nos permite disfrutarla. Las escenas dentro de los tanques pueden volverse algo repetitivas en ciertas ocasiones, pues casi toda la acción de la película está ligada al uso de esta maquinaria, pero se las arreglaron para innovar a ratos y hacer que algunos enfrentamientos sobresalieran, en especial el último, que nos guía hacia un final intenso.

La película cuenta con imágenes muy vívidas y un sonido espectacular. Te permite sentirte inmerso en ese universo sucio, casi animalesco. Cuenta también con ciertas actuaciones que sobresalen, en especial Logan Lerman, cuya transformación es el eje de la película; Brad Pitt como la imagen pseudo paternal y Shia Labeouf como el miembro pechoño del grupo también cargan con un peso dramático importante. Mi mayor problema en lo que respecta a los personajes es que fuera de Don y Norman, apenas vemos una faceta superficial del resto del equipo, y nos impide apreciarlos como un todo y no a cada quien por separado.

Fury funciona en sus propios términos; entretiene, pero está lejos de convertirse en una de las grandes películas de guerra. Si bien es innovadora al presentarnos el funcionamiento de los tanques de guerra, sus temas son bastante trillados y recurre a ciertos momentos cliché para causar impacto en la audiencia.

5,0 de 7.

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